sábado, 18 de junio de 2016

Tomar antidepresivos podría afectar el cerebro del bebé: Estudio

De acuerdo con una investigación llevada a cabo en Heinski, por el neurólogo y pediatra del Hospital Infantil de la Universidad de Helsinki (Finlandia), Sampsa Vanhatalo, la cual estudia los efectos de los antidepresivos conocidos como SRI o inhibidores de la recaptación de serotonina en la actividad de los recién nacidos separándolos de otras consecuencias del desarrollo postnatal como la influencia del ambiente y los cambios en la relación madre-hijo a causa de la depresión post-parto.
"Hemos detectado muchos cambios en la actividad cerebral de estos recién nacidos. Dado que no se corresponden con los síntomas psiquiátricos de la madre, pensamos que son un efecto secundario del tratamiento tomado por ella durante el embarazo", señala Vanhatalo.

De acuerdo con el pediatra, la medicación preventiva para la ansiedad y la depresión de la futura madre durante el embarazo, debería ser examinada con rigor y sugiere que se debería intentar tratar estos síntomas primero con un tratamiento no farmacológico.

La depresión y la ansiedad suelen tratarse normalmente con fármacos que afectan al matabolismo de la serotonina del cerebro, generalmente son medicamentos bien regulados, que se consideran seguros para la madre y el bebé, porque no causan malformaciones. Un 5% se las mujeres embarazadas los toman. Sin embargo, estudios con animales revelan que pueden producir cambios microscópicos en la estructura cerebral del feto y alterar la red neuronal.

Uno de los efectos de tomar antidepresivos durante el embarazo en recién nacidos que ya se conocía, era el llamado síndrome SRI, el cual produce entre otros síntomas problemas respiratorios en los primeros días de vida. Además, otro estudio reciente hecho también en Finlandia, en las Universidades de Helsinki y Turku,muestra que la ingesta de antidepresivos SRI aumentaba el riesgo de depresión infantil.

En el estudio liderado por Vanhatalo participaron 22 madres que tomaban antidepresivos SRI y 62 que no se medicaban. La respuesta neurológica y conductual de los bebés expuestos a los fármacos apenas presentaba pequeñísimas diferencias, pero no ocurría los mismo con la actividad eléctrica cerebral, en la que sí había notables divergencias. En los niños cuyas madres habían tomado fármacos durante el embarazo la comunicación entre los dos hemisferios cerebrales estaba más desorganizada y la sincronización entre los ritmos corticales era más débil.

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